Me gusta pensar en positivo, llámalo karma, llámalo optimismo, llámalo como quieras, pero creo firmemente que los buenos pensamientos, las buenas acciones, el optimismo y el buen humor no sólo están para cuando eres feliz, sino que son un buen camino para ser feliz.
Hace ya mucho tiempo que intento ver el lado positivo que todo tiene, intento no preocuparme más de lo necesario por los problemas que como la experiencia nos dicta al final, casi siempre son mucho menos de lo que nuestra preocupación predijo.
Hace ya mucho tiempo que me preocupa cuando veo a un amigo, familiar, conocido de mal humor, abatido, deprimido y cuando te cuentan el problema, su mayor problema es la preocupación por cosas insignificantes del día a día. Son gente que se puede decir que lo tienen todo, pero el inconformismo de esta sociedad que siempre te promete algo más les abate. Quien tiene trabajo, dice que le falta salud, amor, … , quien tiene trabajo y salud, pide más amor, quien tiene las 3 cosas le falta un mejor trabajo, quien tiene uno quiere 2, el que tiene 2 está triste porque quiere 3 y así un círculo vicioso que come tu mente, tu ánimo y te hace perderte en pensamientos tristes, cabreos, preocupaciones y mal humor.
Si has entrado en ese círculo o conoces a alguien que esté en él, este cuento de Jorge Bucay te va a gustar, se llama el círculo del noventa y nueve…
Me gusta mucho recordar buenas frases y a ello voy, como dice Emilio Duro en su charla «optimismo e ilusión«, una vez fuí al psicólogo y lo animé… Y la verdad al final siempre todo es más sencillo de lo que parece, los árboles no nos dejan ver el bosque y la preocupación más insignificante no nos deja disfrutar del día a día.
Ahora te toca reflexionar… ¿puedes sonreir en tu día a día, puedes ser feliz?