A finales de agosto me casé y después de la luna de miel mi mujer y yo nos hemos puesto las pilas en la vida en común y con ello las tareas cotidianas como limpiar y cocinar. Tengo que decir que ella soporta más peso de las tareas que yo, pues yo paso más horas en el trabajo, aún así soy una parte activa en las tareas, pero entre todas ellas siento gran predilección por la cocina.
Me gusta comer bien y mis experiencias ejecutando recetas como cocinero se remontan en el tiempo, de hecho en mi época de estudiante varios años ejercí como cocinero a cambio de no tocar las tareas de limpieza.
Pero a pesar de mi afición a la cocina tenía una espinita clavada con la tortilla española o tortilla de patatas, pues no era muy diestro en el arte de darle la vuelta. La semana pasada tuve mi primer intento, la cosa no salió muy mal, pero la tortilla se arrugó un poco en un lateral.
Pero ayer llegó el día de la victoria… El ritual empezó picando cebolla en trocitos pequeños, un chorreoncito de aceite y a pochar a fuego medio, a continuación patatas en rodajas finas aderezadas con sal y a la sartén con la cebolla hasta conseguir que estén bien hechas con ligeros toques retostados. Después batir 5 huevos con un pelín de sal, un chorreón de leche (soy seguidor de la leyenda urbana de que le da un toque esponjoso), mezclo todo y a la sartén a fuego medio, pasados unos minutos (según mi intuición de chef) paso a la prueba final, plato grande para darle la vuelta y prueba semisuperada, sólo faltaba devolver la tortilla a la sartén y prueba superada.
Según mi mujer y una amiga el resultado excelente, mi opinión por supuesto no cuenta y el resto puede opinar según la imagen.